Canal videos cajas fuertes

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domingo, 23 de marzo de 2008

ROBOS POR EL SISTEMA DEL BUTRON

Entre los atracadores de bancos y vehículos de transporte de fondos, destacan los organizados por las bandas butroneras, dotadas de cuantos medios sofisticados son necesarios para la comisión del delito. Constituyen la aristocracia del robo con allanamiento. Las emboscadas y el procedimiento del butrón son sus principales métodos de trabajo.
En la historia del robo a convoyes de seguridad y bancos, hay casos de gran espectacularidad y destreza. El 18 de julio de 1976, cuando los franquistas conmemoraban con ruido aún la muerte del Dictador, en Niza, la banda de un ex mercenario de la OAS, Albert Romain Spaggiari, dio cuenta de un botín valorado en mil millones de pesetas. El robo se produjo en la Banque Société Generale. Aún no se habían adoptado los dispositivos de seguridad conocidos hoy, cuando ni las puertas de acceso ni las cámaras acorazadas contaban con ningún sistema de detección electrónico. La operación empezó con la excavación de un túnel desde la cloaca de la ciudad hasta la pared de la cámara acorazada del banco. La obra, de siete metros de longitud, atravesó una de las columnas de los cimientos del inmueble, de más de un metro de grosor de piedra viva. Un centímetro por hora durante dos fines de semana. Después, con una lanza térmica, cuya lengua de fuego rondaba los 4.500 grados de temperatura, perforaron el muro de hormigón de unos veinte centímetros de ancho. Tras retirar el hormigón y la placa metálica de la cámara acorazada, y abrirse paso mediante un gato hidráulico, perpetraron el robo de las joyas, divisas y valores mobiliarios depositados en los cofres y cajas de seguridad. Desde la primera cámara tuvieron acceso a las otras dos. "Sin odio, sin violencia, sin armas", escribió en la pared del sótano uno de los atracadores. Hoy no sería posible un robo semejante: tardaron varias semanas y utilizaron un cable de 500 metros de longitud para alimentar el alumbrado desde un garaje.
Si jugoso resultó el robo a la Banque Société Generale en Niza, no menos beneficios produjo la operación contra la sucursal en Marbella del Banco de Andalucía. Mil millones más para otra banda compuesta en su mayoría por italianos, los reyes del robo por el procedimiento del rififí. Sucedió poco más tarde de llegar Felipe González Márquez a la presidencia del Gobierno por primera vez. El modus operandi consistió en practicar un butrón desde una vivienda situada junto a la entidad bancaria. El tiempo consumido no sumó muchos minutos. Una escalera de caracol condujo a los ladrones hasta el sótano. Antes de fracturar con un martillo el bombín de la puerta de la antecámara, anularon la central de alarma después de abrir con una ganzúa la cerradura de la portezuela de rejas. Un soplete, varias botellas de oxígeno, media docena de palanquetas, una colección de manómetros y siete horas fueron suficientes para llegar hasta las entrañas de la cámara de seguridad. "El robo del siglo" en España dejó en evidencia la modesta vigilancia de la sucursal bancaria. Modesta, pero no para Modesta Castilla Soto, amante de uno de los miembros de la banda, quien, como otras ambiciosas mujeres de la zona, sirvió de tapadera a los atracadores mientras planificaban la operación.
Los robos a los bancos por el sistema del rififí se producen generalmente durante los sábados y domingos y durante los días de Semana Santa, Navidad y fiestas locales, sobre todo en horas nocturnas. No es una elección gratuita dada la duración de un robo semejante.
La financiación de la operación, la tecnología empleada y el adiestramiento de sus ejecutores exigen un botín considerable. Coincidiendo con un estudio realizado por la Comisaría General de la Policía Judicial española, publicado en la revista Policía, los autores del mismo se hicieron eco de las declaraciones de uno de los participantes del frustrado robo a una agencia del Banco Hispano Americano en Barcelona: "A la hora de robar un banco, tenemos en cuenta el prestigio de la entidad, su solvencia económica, la situación preferente en zonas comerciales y la carencia de circuitos cerrados de televisión". Con estas condiciones, sólo responden los bancos ubicados en la mejor zona de cualquier población, máxime si está situada en una región con gran desarrollo económico: industria, finanzas, turismo. De ahí la importancia de la costa del Mediterráneo, desde la Costa Brava hasta la Costa del Sol, una zona claramente destacada en el mapa de operaciones de los atracadores de bancos. También Madrid es un foco de interés por razones obvias. En general, España, por el considerable trasiego de turistas, facilita el asentamiento de las bandas de ladrones desde la fase misma de la planificación del robo hasta el momento de sustraerse a la acción de los tribunales de justicia. La residencia más o menos fija también sirve para invertir parte del botín en inmuebles, restaurantes y otro tipo de negocios mediante testaferros de nacionalidad española sin antecedentes penales.
Los ladrones de bancos por el sistema del butrón, raramente portan armas de fuego. No las necesitan y además contribuyen a elevar la pena en caso de ser detenidos. Sus únicas armas son la paciencia y el sofisticado equipo de trabajo. Como toda clase de delito, los robos por rififí se producen en tres fases: planificación, ejecución y huida.
La planificación comienza con la selección del banco y la posterior apertura de una caja de seguridad a nombre de cualesquiera de los miembros no fichados por la policía. Es sólo un pretexto para conocer el terreno más detenidamente: distribución de las dependencias, disposición del sistema de seguridad, situación de la cámara acorazada, número de cajas de seguridad, etcétera. Una banda correctamente organizada utilizará a un hombre de paja, si es posible conocido en la zona para no alertar a la policía ni al servicio de seguridad del banco.
Paralelamente, los miembros de la banda se alojan en casas o apartamentos de nivel medianamente alto, máxime si son italianos, eslavos y franceses. Dos o tres ciudadanos extranjeros viviendo en un piso modesto de Madrid, Barcelona o Marbella despertarían automáticamente la atención de los vecinos; de los maleantes de la zona y finalmente de la policía.
Tan importante y costoso como la vivienda ha de ser el arrendamiento de uno o más almacenes o garajes donde guardar el material de trabajo y los vehículos necesarios. Las herramientas y utensilios son muchos y pesados y no pueden depositarse debajo de la cama. Tampoco los automóviles y furgonetas deben sufrir el peligro de ser robados en la calle.
Durante semanas o meses, los componentes de la banda han de estudiar y ensayar todos los movimientos de ataque y huida. Cada miembro ha de saber exactamente cual es su cometido. Unos ejecutarán la operación y otros servirán de apoyo desde el exterior. Las herramientas y utensilios permanecerán a punto y convenientemente mantenidos.
El medio de un ataque a un banco por el sistema del butrón consiste en perforar cualquier parte del edificio, desde las paredes hasta el techo pasando incluso por el suelo, bien abriendo un agujero, bien agrandando un conducto ya existente; por ejemplo, cualquier desagüe. El material necesario se compone de palas, picos, bolsas de plástico, martillos, ganzúas, un gato hidráulico, una lanza térmica, gafas, pantallas metálicas protectoras, viguetas de hierro para apuntalar túneles, tijeras, antorchas de oxiacetileno, guantes, botellas de oxígeno, trajes de amianto, máscaras antigás, extractores de humo, carretillas, sistemas de transmisiones…
En el grupo de ataque, la banda cuenta con técnicos en topografía, construcción y electrónica. No es posible realizar un túnel desde la red de cloacas hasta el muro del banco o inutilizar el sistema electrónico de seguridad sin el pertinente conocimiento y experiencia en tales disciplinas.
Antes de emprender la operación, el grupo de apoyo perturbará el sistema electrónico de seguridad (detectores acústicos, ópticos, sísmicos, etcétera), con el objetivo de confundir a los vigilantes y finalmente aburrirlos por las continuas y aparentes falsas alarmas.
Una vez perpetrado el robo, cuyo botín guardarán los ladrones en las bolsas de plástico, la huida se producirá por la misma ruta de acceso, y una vez en franquía, los vehículos serán conducidos a los almacenes o garajes utilizados por la banda. El botín suele ponerse a buen recaudo ese mismo día, en otro país (bien por carretera, bien por avión) o en zulos construidos previamente en lugares de difícil localización. Las joyas y gemas preciosas son vendidas a las redes internacionales de peristas o receptadores en su estado primitivo; con las piedras desmontadas o con el oro fundido.

DESVALIJAN UN BANCO ENTRANDO POR EL CONDUCTO DEL AIRE

Desvalijan un banco catalán entrando por el conducto del aire
Los ladrones de Caixa Laietana de Mataró robaron 300 cajas fuertes sin reventar nada

MATARO.- Los desvalijadores de la Caixa Laietana de Mataró apenas hicieron destrozos en el edificio para acceder a la cámara de seguridad que guardaba las cajas fuertes.
En uno de los golpes más audaces y limpios de los últimos años, una banda de atracadores desvalijó durante el pasado fin de semana entre 100 y 300 cajas de seguridad de la cámara acorazada de la sede central que la Caixa Laietana tiene en el centro de la capital del Maresme. Los clientes afectados no fueron avisados del robo hasta el martes por la tarde, muchas horas después de que los empleados y directivos de la entidad se hubieran percibido del atraco.
Los ladrones se limitaron a agrandar la boca de un conducto de ventilación para acceder a la bóveda acorazada desde una especie de almacén anexo, según informaron fuentes de la investigación. Por lo demás, no existen desperfectos en ninguna otra parte del edificio. «Circularon libremente por muchas dependencias» de la entidad, según las mismas fuentes.
Fuentes de la investigación, responsabilidad del Cuerpo Nacional de Policía, aseguraron que los ladrones -se da por seguro que fueron más de uno- tardaron dos o tres horas en realizar el asalto y sólo se llevaron dinero en metálico, dejando joyas y todo tipo de documentos sobre el montón en el cual vaciaron las cajas de alquiler, mientras se daban a la fuga con el botín conseguido.
Al parecer, el agujero en el conducto blindado del aire acondicionado fue realizado con un aparato de dimensiones reducidas y de última tecnología en el que se podrían haber gastado unas 200.000 pesetas, tal y como apuntaron fuentes cercanas a la investigación.
MISTERIO.- Los atracadores no utilizaron el sistema del butrón -perforación de la cámara y trazado de un túnel desde un inmueble contiguo-, por lo cual sigue siendo un misterio como se introdujeron en el edificio, situado en el centro de Mataró, sin ser vistos o, al menos, levantar sospechas.
Otro dato que por el momento hace inexplicable lo ocurrido, es el hecho de que durante todo el fin de semana hubo vigilancia y los monitores de televisión estuvieron funcionando. Sin embargo, las alarmas de que está dotada la entidad quedaron bloqueadas.
A pesar de ello, se trabaja con la hipótesis de que los atracadores llegaron hasta un almacén que se encuentra en el subterráneo, y de ahí pasaron a una habitación anexa que hay al lado de la cámara acorazada donde se encuentran las cajas de seguridad que fueron vaciadas. La policía considera que el «trabajo» se hizo de forma «muy profesional y limpia».
CLAVES.- En esa limpieza referida por la policía podría estar una de las claves del robo. No existen elementos forzados. Según fuentes cercanas a la investigación, «quienes entraron sabían bien por dónde se movían». La lógica hace creer, y la policía no descarta ninguna hipótesis, que uno o varios de los que entraron tuvieran perfecto conocimiento del edificio. Ese dato acota significativamente el número de posibles sospechosos.
Ricard Navarro, portavoz de Caixa Laietana, aseguró que «la mayoría de valores son susceptibles de recuperación», aunque tendrá que haber «un proceso de identificación» para que los clientes afectados puedan recuperar sus pertenencias.
Navarro expresó su cautela respecto al contenido de las cajas desvalijadas, si bien aclaró que, en su gran mayoría, lo que «ha sido sustraído ha sido dinero en efectivo». Los clientes objeto del robo tenían asegurada su caja en medio millón de pesetas, como mínimo, aunque éstos podían por cuenta propia aumentar el valor de su póliza.
Caixa Laietana es la séptima caja de Cataluña por el volumen de sus depósitos de clientes, en la lista de las 10 cajas de ahorro catalanas.
A pesar de que dista bastante de las cifras de las primeras entidades catalanas, la caja tiene una importante implantación en la comarca del Maresme, su área de influencia por excelencia, y dónde se sitúa la mayoría de sus 144 oficinas.

IMPONEN UNA SEVERA MULTA A UNA ARMERIA DE BILBAO

Imponen una severa multa a la armería de Bilbao donde robaron 21 revólveres
La Guardia Civil cree que incurrió en una falta muy grave al incumplir normas de seguridad
BUTRÓN. Los ladrones hicieron un boquete con una maza para acceder a la armería.
Hace más de un año, concretamente el 19 de marzo de 2006, una banda de butroneros robó 21 revólveres de tres modelos diferentes, una pistola automática, un rifle y dos armas detonadoras en una conocida armería del centro de Bilbao. La Ertzaintza, cuerpo encargado de investigar el caso, sospechó que se trataba de lo que se conoce en el argot policial como un 'santo', un chivatazo desde dentro. Las armas pertenecían a una firma de seguridad privada y el encargado de recogerlas no había podido acudir debido a una «indisposición» y se disculpó por teléfono. El arsenal quedó en el almacén del establecimiento, y los ladrones abrieron un boquete desde un portal contiguo de la calle Sabino Arana y se apoderaron del botín. De forma paralela a la investigación, la Guardia Civil abrió un expediente para determinar si la armería había incurrido en algún fallo de seguridad. Pues bien, según informan fuentes de la Subdelegación del Gobierno, el responsable de la Intervención de Armas ha notificado al armero la sanción administrativa que se le impone por una falta considerada muy grave. Según estas mismas fuentes, la multa podría ascender a unos 60.000 euros (10 millones de las antiguas pesetas), aunque la armería asegura que no ha recibido comunicación alguna. El reglamento de armas en su artículo 155 prevé multas de entre 30.000 y 300.000 euros para la «omisión, insuficiencia o ineficacia de las medidas o precauciones obligatorias para garantizar la seguridad» de las armas. Si como consecuencia de la infracción se produce un robo, también se puede imponer el cierre del local desde seis meses y un día hasta dos años, si bien en este caso, según las mismas fuentes, no se ha decretado la clausura de la tienda, que desde el asalto ha permanecido abierta.Normas estrictasLas armerías son los comercios con las normas de seguridad más estrictas. La mercancía debe guardarse en cámaras acorazadas o fuertes, separada de la munición. Las armas cortas son las más sensibles y cuando se exhiben en el escaparate deben aparecer despojadas del percutor, es decir, inutilizadas. Los locales están conectados a una central de alarmas y la Guardia Civil inspecciona el armamento cada tres meses. Según fuentes de la Subdelegación vizcaína, la armería no cumplía alguna de estas normas cuando se produjo el robo de los revólveres, motivo por el cual ha sido sancionada. Uno de estos ejemplares «limpio», que no haya sido utilizado para cometer un delito, puede venderse en el mercado negro por unos 1.200 euros una vez borrado el número de serie, el DNI de las armas. Los investigadores apuntaban a una banda de crimen organizado como autora del robo por el procedimiento del butrón. De momento, no ha trascendido ninguna detención ni que hayan aparecido las armas sustraídas.

ROBO DE LAS CAMARAS ACORAZADAS DEL BANCO CENTRAL DEL BRASIL

Robo de película en el Banco Central de Brasil
Excavan un túnel de 80 metros durante tres meses para llegar a la cámara acorazada de la sede estatal de Ceará - Los ladrones se hacen con un botín de 52 millones, el mayor de la historia del país

Robo de película en un banco de la capital del estado brasileño de Ceará. Los miembros de una banda muy bien organizada excavaron un túnel de 78 metros desde un local que habían alquilado hasta la sede estatal del Banco Central do Brasil y, aprovechando el fin de semana, practicaron un butrón en el suelo de la cámara acorazada y se llevaron 52 millones de euros, el mayor botín jamás robado en el país suramericano.
La Policía aseguró que el túnel, excavado a 4 metros de profundidad y con una altura interior de 70 centímetros, está «perfectamente acondicionado» y cuenta con revestimiento de madera y tela plástica, iluminación y hasta sistema de aire acondicionado.Sin levantar sospechas. Los vecinos habían visto a un grupo de entre seis y diez hombres que habían alquilado el pequeño local, de unos 60 metros cuadrados, adyacente a un hotel que está cerrado y situado frente a la oficina bancaria. El dueño del hotel aseguró que había observado movimiento en el inmueble desde hace unos tres meses pero que nunca levantaron sus sospechas.


El «negocio» estaba dedicado supuestamente a la venta e instalación de hierba artificial, y de él salían furgonetas cargadas hasta los topes con «material», en realidad tierra y escombros producto de la excavación del pasadizo. El pequeño local está ubicado en un edificio exento de una sola altura pintado en verde con rejas en puertas y ventanas de color blanco y con un toldo también blanco en el que se puede leer la inscripción «Grama sintética». Es el número 1075 de la rua 25 do Março, un local discreto que pasaba desapercibido para los responsables del primer banco brasileño. 80 metros de asfalto y uno de hormigón reforzado de por medio les daban suficiente tranquilidad. El inmueble fue alquilado por «Paulo», del que sólo se conoce la descripción.
La banda esperó al fin de semana para rematar el elaborado túnel practicando un butrón en el suelo de la cámara acorazada. Para ello tuvieron que atravesar desde abajo una capa de hormigón armado, reforzado con mallas de acero, de 1,10 metros de espesor. Una vez en el interior de la cámara violaron cinco cajas de seguridad en las que había alrededor de 150 millones de reales en billetes de 50, con un peso superior a las 3,5 toneladas. Los ladrones se apoderaron de tres millones de billetes usados que no estaban contabilizados por serie ni numerados, lo que dificultará su rastreo, y dejaron los billetes nuevos.Posible topo. La Policía baraja la posibilidad de que un empleado del banco colaborara con los ladrones, puesto que disponían de detallada información de la oficina, cuyo sistema de seguridad no hizo saltar las alertas. La cámara acorazada contaba con circuito cerrado de televisión en grabación permanente, así como sensores de movimiento conectados con alarmas que no funcionaron. La banda utilizó potentes taladros, sierras radiales y sopletes para acceder a la cámara y forzar las cajas de seguridad, herramientas que dejaron abandonadas en la escena del crimen.